|
Germán Ochoa, buscaba las palabras correctas.
Mientras caminaba, cada tanto se detenía junto a un muro, escribía, desaprobaba y tachaba. Seguía, paraba en un poste de luz o semáforo, escribía, circunvalando en espiral, leía, volvía a desaprobar y tachaba para continuar la marcha.
Hasta que milagrosamente, sobre una garita de custodia al borde de un bache, redactó:
" Nada peor que los angurrientos.
Podrían tener todo;
pero sólo quieren más."
. |